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La revolución de la IA en la sanidad: proteger nuestros años dorados
En 1917, el rey británico Jorge V envío tarjetas de cumpleaños personales a todos los ciudadanos del reino que cumplieron 100 años. Su trabajo ese año fue liviano: envió tan solo 24 tarjetas de felicitación. Hoy día, las tarjetas reales de felicitación por el centésimo cumpleaños se han convertido en una tradición muy apreciada. Para el monarca británico, el rey Carlos III, también suponen mucho más trabajo: alrededor de 7.000 personas soplan 100 velas en el Reino Unido cada año1.
La evolución de esta tradición simboliza un fenómeno de ámbito mundial: las personas, y las sociedades, cada vez tienen más años. Desde 1900, la esperanza de vida al nacimiento se ha más que duplicado, de los 32 a los 71 años2; y casi el 10% de la población mundial tiene actualmente más de 65 años, frente a tan solo el 5% hace 60 años3.
¿Los recientes avances en las tecnologías digitales y la inteligencia artificial (IA) podrían ser precursores de una explosión de la productividad y una nueva Edad Dorada para los mayores de 65 años?
Al mismo tiempo, las tasas de fertilidad en la mayoría de los países desarrollados han caído por debajo de los 2,1 niños necesarios para mantener el tamaño de la población. Por ejemplo, en Estados Unidos, cada mujer tiene una media de 1,7 hijos y en Corea del Sur, de tan solo 0,9.4 En cada vez más países, una creciente población de edad avanzada está siendo sostenida por un menguante número de jóvenes.
La opinión generalizada es que una sociedad que envejece socava la economía. Ello se debe a que las pensiones se abonan durante más tiempo y los sistemas sanitarios tienen que escarbar en el bolsillo del contribuyente para financiar los cuidados a los mayores. Pero ¿hay un enfoque alternativo? ¿Los recientes avances en las tecnologías digitales y la inteligencia artificial (IA) podrían ser precursores de una explosión de la productividad y una nueva Edad Dorada para los mayores de 65 años?
La salud, nuestro activo más importante
En muchos países desarrollados, los gobiernos están respondiendo al aumento de la esperanza de vida subiendo la edad de jubilación. El año pasado, en Francia se vivieron protestas cuando el presidente, Emmanuel Macron, promulgó una reforma que elevaba la edad de jubilación de 62 a 64 años, mientras que otros países, como EE. UU., Alemania y España, pretenden subirla hasta los 67 años.5
Sin embargo, según Andrew J. Scott, catedrático de Economía de la London Business School y autor de la obra The Longevity Imperative: Building a Better Society for Healthier, Longer Lives, «limitarse a elevar la edad en la que se empieza a cobrar la pensión no resuelve el problema. Necesitamos un replanteamiento en profundidad para mantener a la población saludable, motivada, feliz y productiva durante más tiempo. La salud es nuestro activo más importante».6
Creemos que la IA está impulsando una segunda revolución de la longevidad, que toma el aumento de los «años de vida» que hemos conseguido durante las últimas décadas y añade una nueva dimensión: «años de buena salud»
La primera revolución de la longevidad se ha caracterizado por unas vidas más largas. Creemos que la IA está impulsando una segunda revolución de la longevidad, que toma el aumento de los «años de vida» que hemos conseguido durante las últimas décadas y añade una nueva dimensión: «años de buena salud». Mientras la comunidad internacional trabaja para moldear una economía sostenible y equitativa, el nexo entre la IA y la salud va a desempeñar un papel crucial en la mejora de la inclusividad. Ello garantizará que las generaciones de más edad no queden en los márgenes de la sociedad, sino que sigan siendo protagonistas de nuestra vida comunal y económica.
Cuando el polifacético genio italiano Leonardo da Vinci diseñó el primer podómetro portátil de la historia hace más de 500 años,7 ni con su famosa clarividencia podría haberse hecho una idea de cómo evolucionarían los dispositivos de salud portátiles. Desde contar pasos hasta vigilar el cortisol, el CO2 exhalado y los niveles de azúcar en sangre, estos dispositivos ahora registran un amplio conjunto de parámetros. Y pueden incluso detectar un cambio en el modo de andar o la ubicación si un usuario sufre una caída.8
Mejorados por la capacidad de la IA para analizar grandes conjuntos de datos y detectar cambios en los patrones, los dispositivos de salud portátiles están integrándose cada vez más en los sistemas sanitarios9. Algunas funciones que realizan son enviar un flujo constante de datos, detectar anomalías y posibilitar intervenciones mucho antes de que arraigue una enfermedad grave10.
Por su naturaleza, los dispositivos de salud portátiles dependen de los datos personales. A causa de ello, su integración en unos sistemas sanitarios centralizados plantea inquietudes en materia de seguridad de los datos. Aquí, podría desplegarse otra innovación tecnológica (el blockchain digital) para garantizar la seguridad de los datos y la transparencia en la forma de utilizarlos11. A medida que los usuarios vayan confiando en que sus datos están protegidos, podrían incluso comenzar a ampliar este análisis médico en tiempo real a su domicilio. Ello se haría mediante una red de sensores, como frigoríficos inteligentes que evalúan el consumo de alimentos o inodoros inteligentes que analizan deposiciones para detectar las primeras señales de enfermedad.12
Los investigadores que escriben en la revista Nature concluyen: «La salud digital está extendiéndose rápidamente y la población de más edad está convirtiéndose en un público objetivo de primer orden. Se espera que estas tecnologías de detección se conviertan en un elemento esencial de las herramientas de diagnóstico futuras, lo que se traducirá en una mejor salud para los adultos más mayores».13
Los modelos de IA de código fuente abierto (en lugar de los privados) podrían mejorar el acceso a una sanidad de calidad y ayudar a reducir los costes
El futuro de la medicina preventiva
El potencial de alerta temprana de la IA no se detiene ahí. Con el avance de la potencia informática de la IA, se ha desplomado el coste de los cribados genéticos, conocidos también como análisis de ADN. Pronto podrían empezar a utilizarse pruebas que cuestan apenas 100 dólares por persona para analizar poblaciones enteras. El objetivo sería identificar predisposiciones genéticas al cáncer y otras enfermedades.
El resultado podrían ser planes de prevención personalizados para todos. Entre ellos figuran cambios en la nutrición y los hábitos, «quimioprevención» protectora (suplementos, vitaminas y otros medicamentos), vacunas y exploraciones periódicas para detectar enfermedades de alto riesgo. Según los investigadores de destacados hospitales y centros de investigación oncológicos de EE. UU., el cribado genético podría convertirse en el «futuro de la medicina preventiva»14.
Sin embargo, se precisa cautela. Aunque los avances tecnológicos han abaratado los análisis genéticos, integrar de forma más amplia la IA en los sistemas sanitarios puede ser costoso. Y los proveedores más pequeños, especialmente aquellos situados en regiones de rentas bajas, podrían carecer de la financiación necesaria15.
Los modelos de IA de código fuente abierto (en lugar de los privados) podrían mejorar el acceso a una sanidad de calidad y ayudar a reducir los costes. Para los gobiernos y otros proveedores, invertir en IA a corto plazo podría generar ventajas económicas a largo plazo.
También debe ponerse cuidado para garantizar que estas nuevas herramientas no introduzcan sesgos sistémicos. Algunos modelos de IA se entrenan con datos sesgados, por ejemplo, tomándose los datos de grupos de pacientes con una diversidad étnica mínima. Con ello se corre el riesgo de crear un sistema con dos niveles que mejore los resultados asistenciales de algunas personas, pero dejando atrás a otras. En el peor escenario, los sistemas de IA entrenados con datos de mala calidad podrían incluso causar daños a los pacientes. Creemos que esa es una razón por la que la IA debería considerarse no «inteligencia artificial», sino «inteligencia aumentada». Así, ayudaría a los médicos e investigadores a trabajar de forma más rápida y precisa, en lugar de hacer su trabajo.
Como inversores, creemos que la IA, los cambios demográficos y la transición hacia la medicina preventiva están transformando la atención sanitaria. Asimismo, pensamos que ofrecen un conjunto de oportunidades para conseguir rentabilidades que está en franca expansión
De la ciencia a la ingeniería
Esta función de «superayudante» ya la estamos viendo en radiología e imagen médica. En el Reino Unido, un estudio encargó a un sistema de IA que analizara escáneres médicos y este identificó correctamente todos los tumores de mama en 10.000 mujeres. Detectó incluso once escáneres positivos en los que los tumores eran tan pequeños que habían pasado inadvertidos para los médicos.16 En otro estudio, los investigadores desplegaron IA para predecir la enfermedad de Parkinson hasta siete años antes de que aparecieran los síntomas.17
La IA también promete transformar el desarrollo de fármacos. En uno de muchos ejemplos, en 2023 los científicos utilizaron IA para reducir la búsqueda de un antibiótico capaz de acabar con las superbacterias desde 6.680 candidatos hasta tan solo 240. Usando modelos informáticos, la IA devolvió la lista reducida en menos de dos horas.18 Tal es la velocidad con la que la IA puede analizar grandes bases de datos que la consultora McKinsey & Company prevé que habrá «medicamentos que cambiarán vidas y revolucionarán áreas a una escala y a un ritmo no vistos hasta ahora». Asimismo, estima que la IA reduzca hasta en un 90% los 10 años que, de media, se tarda en desarrollar un fármaco.19
En estos momentos están invirtiéndose miles de millones de dólares en el desarrollo de medicamentos mediante IA; así, en 2019, Microsoft se alió con Novartis para crear un laboratorio de innovación con IA y, desde entonces, otras grandes farmacéuticas han comprado start-ups centradas en la IA.20Jensen Huang, CEO del gigante de los chips informáticos NVIDIA, cree que la IA «llevará el mundo de la biología al mundo de las ciencias informáticas». También piensa que pronto veremos la salud humana más como un problema de ingeniería que científico.
El dividendo de la longevidad
Como inversores, creemos que la IA, los cambios demográficos y la transición hacia la medicina preventiva están transformando la atención sanitaria. Asimismo, pensamos que ofrecen un conjunto de oportunidades para conseguir rentabilidades que está en franca expansión. Por ejemplo, el mercado de los dispositivos de salud portátiles se prevé que pase de un total de 16.000 millones de USD en 2021 hasta más de 60.000 millones para 2032.21 En imagen médica, el uso de la IA va a aumentar, pasando de un valor de mercado de 1.900 millones de USD en 2022 hasta nada menos que 30.000 millones de dólares para 2032.22 En un plano más general, se prevé que el mercado de la IA en la atención sanitaria alcance un valor de 190.000 millones de USD para 2030.23
Para los gobiernos temerosos del coste de vivir más años, el aumento de los años de buena salud hace presagiar una explosión nueva e inesperada de la productividad. Los trabajadores de más de 50 años ya suponen la mayor parte del crecimiento del empleo en las naciones más ricas del mundo.24 Por otro lado, un estudio ha revelado que el aumento de la diversidad de edades en las plantillas, lo que incluye retener y contratar trabajadores más mayores, podría elevar el PIB per cápita un 19% en las tres próximas décadas.25
Unas personas mayores más sanas probablemente también realicen una contribución cada vez más importante a la actividad económica. En EE. UU., Boston Consulting Group pronostica que, para 2030, los mayores de 55 años del país supondrán la mitad de todo el crecimiento del consumo desde la crisis financiera de 2008.26
Estamos convencidos de que la revolución de la IA en la sanidad y el dividendo de longevidad que libera, jugarán un papel crucial en esta evolución económica y social
Una edad dorada para la economía de plata
Nuestro marco rethink investments aspira a capitalizar esta tendencia estructural amplia, denominada «Golden Age for the silver economy» o edad dorada para la economía de plata. Siendo la longevidad y la tecnología dos de nuestras seis grandes temáticas, creemos que las empresas que saquen partido de la IA para atender de forma eficaz a esta generación probablemente noten cómo su base de clientes aumenta año a año.
Esto se observará sobre todo en el gasto sanitario; en Suiza, por ejemplo, según la Administración Financiera Federal, el gasto sanitario va a aumentar del 7,6% del PIB en 1990 hasta el 15% para 2050. Las pensiones y la planificación privada de la longevidad también registrarán un fuerte crecimiento. Igualmente ocurrirá con amplias franjas del comercio minorista y el turismo, ya que unos mayores más pudientes y sanos gastarán más en artículos como cruceros y ropa y complementos de lujo. En Asia, la empresa de publicidad Ogilvy espera que la generación sénior sea el mercado de crecimiento más importante durante los próximos 15 años. Por otra parte, a escala mundial, Brookings Institution califica a la tercera edad como «la cohorte más rica» y prevé que los mayores de 60 años representen un mercado de consumo de casi 15 billones de USD para 2030.27
Creemos que la economía mundial ha emprendido un viaje sin retorno desde el actual modelo desigual, derrochador y ambientalmente dañino hacia un modelo socialmente justo y con efectos beneficiosos para el clima y la naturaleza. Este proceso viene espoleado por cambios profundos que están ocurriendo en cuatro grandes sistemas económicos: materiales circulares, consumo ajustado, salud inclusiva y energía limpia, lo que denominamos, por sus iniciales en inglés, la economía CLIC®.
Estamos convencidos de que la revolución de la IA en la sanidad y el dividendo de longevidad que libera, jugarán un papel crucial en esta evolución económica y social. Propiciarán un acceso amplio y equitativo a la atención sanitaria preventiva y temprana y garantizarán que el creciente grupo demográfico de los mayores pueda seguir desempeñando plenamente su papel en la sociedad. Mientras nos replanteamos el envejecimiento, creemos que los mayores se verán no como una posible carga, sino como una fuerza económica esencial para el futuro.
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