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Un nuevo orden: invertir en resiliencia ante la transformación del mapa geopolítico
Desde 1990, la globalización del comercio ha ayudado a sacar de la pobreza extrema a más de 1.000 millones de personas.1 Un mundo unipolar, en el que Estados Unidos es la potencia líder y el dólar estadounidense es la moneda de la mayor parte de los intercambios comerciales internacionales, ha brindado a los países más pobres oportunidades sin precedentes para elevar su nivel de vida y mejorar los sistemas sanitarios.
Sin embargo, hoy día el orden mundial está cambiando. En las naciones desarrolladas el estancamiento de la calidad de vida ha llevado a llamamientos para repatriar las industrias que se habían deslocalizado. Al mismo tiempo, en algunas economías emergentes cada vez más ricas está cundiendo el descontento ante su situación como receptores de normas.
Desde los aranceles hasta las guerras comerciales, pasando por las subvenciones y las sanciones, el orden mundial que ha propiciado decenios de crecimiento económico mundial está transformándose. El pensamiento convencional considera que en este momento los inversores deben guardar cautela. Pero a medida que el mundo cambia, ¿podrían existir nuevas oportunidades para conseguir rentabilidades superiores y acumular patrimonio a largo plazo?
A medida que el mundo muta, ¿podrían existir nuevas oportunidades para conseguir rentabilidades superiores y acumular patrimonio a largo plazo?
De la globalización a la fragmentación
En 2018 el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles de hasta el 25% a las importaciones de cientos de productos chinos. Esta medida fue en respuesta a lo que él denominaba «prácticas comerciales ilegales» que «hacían imposible que muchas empresas estadounidenses pudieran competir en igualdad de condiciones».2 China respondió con sus propios aranceles en el marco de una disputa comercial que escaló rápidamente a golpe de represalia.3
Las subvenciones también han proliferado durante los últimos años, provocando fricciones incluso entre aliados. En 2022 Estados Unidos aprobó la Ley de reducción de la inflación, que ofrecía bonificaciones fiscales por valor de cientos de miles de millones de dólares a las empresas estadounidenses del sector de las energías limpias. Ante ello, el presidente francés, Emmanuel Macron, declaró: “Debemos responder con contundencia y debemos hacerlo ya”.4 En cuestión de meses, la Comisión Europea había puesto sobre la mesa la Ley sobre la industria de cero emisiones netas5, su propio paquete de subvenciones a las energías no contaminantes. La UE también ha aplicado aranceles adicionales a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China. El objetivo es contrarrestar lo que califica de «subvenciones ilegales» a los fabricantes automovilísticos por parte del gobierno chino.6
Y luego están las sanciones. De acuerdo con un estudio realizado por Global Sanctions Database, los gobiernos de todo el mundo están recurriendo a las sanciones más que nunca.7 Ello quizás se deba al interés cada vez menor que concitan las intervenciones militares. En estos momentos los líderes del G7 están amenazando a China con nuevas sanciones por apoyar los esfuerzos bélicos de Rusia8.
Incertidumbre en un año electoral sin precedentes
La competencia entre Estados Unidos y China ha dejado a muchas economías emergentes con la sensación de que necesitan forjar alianzas más amplias. A comienzos de 2024 Etiopía, EAU, Egipto e Irán se unieron a Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica en la alianza económica BRICS. Este bloque se creó en su día para desafiar el dominio político y financiero de EE. UU. y otras potenciales occidentales. Arabia Saudí, un aliado clave de EE. UU. en Oriente Medio, también está estudiando una invitación para unirse a este club.
La creciente rivalidad geopolítica se produce en un momento de inusual incertidumbre mundial. En el mayor año electoral que ha vivido nunca el mundo, se acudirá a las urnas en países que acogen a más de la mitad de la población mundial. En muchos lugares el populismo está en auge y obliga a los gobiernos a adoptar una agenda más enfocada en los asuntos internos y menos en la integración mundial.
La creciente rivalidad geopolítica se produce en un momento de desacostumbrada incertidumbre mundial
Para los inversores, un triunfo de Donald Trump frente a la vicepresidenta actual, Kamala Harris, podría traducirse en una nueva escalada de las tensiones comerciales con China. Tal situación sería doblemente adversa para el gigante asiático, al que ya le está costando revitalizar el crecimiento en un contexto de riesgos deflacionistas9. La política de «America First» de Trump podría contemplar incluso aranceles generalizados sobre todas las importaciones estadounidenses. Ello colocaría a sus socios comerciales (tanto aliados políticos como adversarios) en desventaja: probablemente haría que el dólar volviera a subir y debilitaría las monedas de los exportadores10.
Ante este entorno incierto y en proceso de fragmentación, muchos estados y empresas occidentales están tratando de crear cadenas de suministro nacionales sólidas. Para ello están repatriando industrias, es decir, restaurando las actividades industriales y de servicios que se han deslocalizado tras décadas de globalización. Casi tres cuartas partes de las empresas estadounidenses y europeas están preparando traslados de producción o suministros, según una encuesta de 2022 de la empresa líder en tecnologías digitales ABB. En EE. UU., la repatriación industrial alcanzó un récord en 202211 y continuó en 2023, año en el que se calcula que se crearon 300.000 puestos de trabajo12.Este desplazamiento se beneficiará de los avances en tecnologías como la IA y la robótica. Ello debería mantener en niveles bajos los costes de fabricación en las industrias occidentales reimplantadas.
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También surgirán oportunidades en la denominada «relocalización a países amigos»: los países occidentales sacan las cadenas de suministro de países que son adversarios políticos y las trasladan a otros más afines políticamente. México, por ejemplo, ya está notando los efectos beneficiosos: en 2023 el valor de sus exportaciones a EE. UU. creció un 5% frente a 2022. Con ello superó a China y se convirtió en el principal exportador de productos a EE. UU.13
Los semiconductores y la ciberseguridad
La repatriación y la reindustrialización se dejarán sentir en numerosos sectores. Pero donde puede apreciarse más claramente el aspecto que está adquiriendo el nuevo orden mundial es en la batalla por la supremacía tecnológica. El 65% de los semiconductores del mundo se fabrica en Taiwán, incluido el 90% de los chips más avanzados.14 En el tira y afloja que mantienen EE. UU. y China, Taiwán se ha convertido en la cuerda.
Sin embargo, en 2022 la Ley de CHIPS estadounidense provocó un seísmo en la industria: se invertirían 280.000 millones de dólares para impulsar la producción nacional de semiconductores y reducir la dependencia de Taiwán15. Al mismo tiempo, el presidente, Joe Biden, anunció controles a las exportaciones para restringir enormemente la capacidad de China para comprar o fabricar sus propios chips avanzados.16 Por su parte, la Ley de CHIPS de la UE aspira a aumentar la cuota del bloque en la industria de los semiconductores desde el 9% al 30%. El valor previsto de este sector para 203017 será de 1 trillón de dólares18.
Donde puede apreciarse más claramente el aspecto que está adquiriendo el nuevo orden mundial es en la batalla por la supremacía tecnológica
Estos chips, y la IA que se basa en ellos, serán cruciales para otra área de la tecnología en expansión: la ciberseguridad. El 7 de mayo de 2021 un ciberataque provocó el cierre del oleoducto Colonial, la mayor tubería de crudo refinado de EE. UU. El petróleo no volvió a fluir hasta que se abonó un rescate de 4 millones de dólares19. Matt Hartman, un representante de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de las Infraestructuras de EE. UU., ha alertado de que «actores estatales» y «equipos de ransomware» están poniendo el foco en las infraestructuras y la sanidad. Asimismo, ha descrito la amenaza como una «emergencia nacional».20
A medida que el mundo se fragmenta, esta amenaza probablemente crezca aún más. Ello aumentará las inversiones en medidas defensivas por parte tanto de gobiernos como de empresas. El mercado objetivo total de la industria de la ciberseguridad podría llegar a alcanzar, a su vez, un valor de 2 billones de dólares, según estimaciones de la consultora McKinsey.21
Este énfasis en la seguridad nacional también ha sido un elemento fundamental en los esfuerzos por conseguir la independencia energética. Para muchos países, tal independencia significa generación de electricidad mediante fuentes renovables.
En Europa, el Plan REPower EU22, que surgió a raíz de la invasión rusa de Ucrania, se diseñó expresamente para reducir de forma progresiva la dependencia de los combustibles fósiles de Rusia. Este plan movilizará casi 300.000 millones de dólares para financiar distintas medidas. Entre ellas figuran el despliegue acelerado de la energía eólica y solar y esfuerzos para convertir a la región en una potencia del hidrógeno verde. Junto con las disposiciones similares de Ley de reducción de la inflación en EE. UU., está invirtiéndose enormemente en proyectos de energías renovables en todo el mundo.
Lo mismo está sucediendo con los metales necesarios para la transición hacia las energías renovables (los denominados «metales energéticos»). Actualmente, la extracción y transformación de muchos de estos metales está muy concentrada geográficamente: por ejemplo, el 60% de las tierras raras (componentes esenciales de las baterías, los imanes y muchos productos electrónicos) se extrae en China.23
Varios países desarrollados están invirtiendo en estos momentos para garantizar su propio suministro. En EE. UU., unos trabajos de exploración minera realizados en Wyoming han descubierto los mayores yacimientos conocidos de tierras raras de Norteamérica24. En Canadá, por otra parte, la primera mina de tierras raras funciona desde 2022; según el vicepresidente de estrategia de este proyecto, David Connelly, la mina está ayudando a Canadá y sus aliados «a no depender de la cadena de suministro de tierras raras de China».25
Creemos que la transformación geopolítica actual es uno de los factores más importantes para los inversores, junto con la innovación tecnológica, los cambios demográficos y el cambio climático
Invertir en el nuevo orden mundial
Creemos que la transformación geopolítica actual es uno de los factores más importantes para los inversores, junto con la innovación tecnológica, las transformaciones demográficas y el cambio climático. Nuestro marco ‘rethink investments’ aprovecha este nuevo orden que se perfila. Buscamos oportunidades en un entorno en que gobiernos y empresas actúan para crear cadenas de suministro fiables, asegurar el suministro energético y garantizar la seguridad nacional.
En un mundo fracturado, esperamos que las seis grandes temáticas de rethink investments (cambios demográficos, longevidad, tecnología, infraestructuras y transición hacia un mundo con cero emisiones netas y efectos medioambientales positivos) evolucionen de forma no lineal. También actuarán como catalizadores para otras temáticas. Por ejemplo, a medida que los gobiernos inviertan en las infraestructuras físicas y digitales necesarias para garantizar su seguridad energética, allanarán el camino al despliegue de las energías renovables y la electrificación de la demanda que beneficiarán a nuestra temática de cero emisiones netas.
Por otra parte, la tendencia a la repatriación de industrias también repercutirá en nuestras temáticas de infraestructuras y tecnología. Conforme avance la tecnología, ello podría, a su vez, tener implicaciones profundas para la longevidad y los cambios demográficos; en este sentido, la robótica y las soluciones de IA permitirán que las manufacturas florezcan incluso en sociedades que envejecen.
‘rethink investments’ es nuestra respuesta ante los numerosos y profundos cambios a largo plazo que está experimentando el mundo. A lo largo de más de 225 años y más de 40 crisis financieras, hemos visto cómo el mapa geopolítico se redibujaba muchas veces. Manteniendo la calma y tomando distancia para apreciar la panorámica de conjunto, nos centramos en salir reforzados. Como inversores, la experiencia nos enseña que los cambios no hay que temerlos, sino aprovecharlos. El mundo está mutando hoy. Para nosotros, es tiempo de oportunidades.
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