La rotunda victoria de Donald Trump abre la puerta a un segundo mandato guiado por el America first

Samy Chaar - Economista Jefe, CIO Suiza
Samy Chaar
Economista Jefe, CIO Suiza
Dr. Luca Bindelli - Jefe de Estrategia de Inversión
Dr. Luca Bindelli
Jefe de Estrategia de Inversión

ideas clave.

  • Las elecciones estadounidenses dieron lugar a una clara victoria republicana, lo que promete una política dominada America first, con reducciones de impuestos, una flexibilización de la regulación, un endurecimiento de la política de inmigración y unos mayores aranceles a las importaciones 
  • La mayoría de las políticas de Trump deberían tener un impacto inflacionista, además de impulsar ligeramente el crecimiento. En respuesta a estas políticas, la Reserva Federal podría limitar sus recortes de tipos de interés
  • El resultado de las elecciones es favorable para los activos financieros estadounidenses, en especial la renta variable y el dólar. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidenses deberían incrementar, sobre todo aquellos con los vencimientos más largos. Mantenemos nuestra preferencia por los Bunds alemanes y los Gilts británicos. La exposición al oro sigue siendo interesante
  • La volatilidad de los mercados persistirá y la respuesta más adecuada sigue siendo una cartera bien diversificada.

Donald Trump se convertirá en el próximo presidente de EE. UU. Como principal consecuencia, los republicanos están a punto de hacerse con las dos cámaras del Congreso, lo que dará a la Casa Blanca un gran margen para poner en marcha políticas fiscales, comerciales y de inmigración guiadas por su principal lema “America first”. Las repercusiones para la economía estadounidense y mundial y, por consiguiente, para los inversores internacionales, son considerables.

Las encuestas anunciaban una carrera muy disputada. Al final, en las elecciones se vió una clara victoria republicana. Cuando Trump asuma sus funciones en enero, se convertirá en el segundo presidente de la historia de EE. UU. en ejercer dos mandatos no consecutivos, después de Grover Cleveland a finales de la década de 1800. La tasa de participación en 2020 fue la más elevada en más de un siglo y en 2024 podría haberse batido este récord.

Las políticas guiadas por su “America first” deberían dar lugar a un crecimiento nominal más elevado en EE. UU., además de recortes de impuestos, aumentos del gasto y una relajación de la regulación. Sumado a una política migratoria más estricta, el aumento de los aranceles a las importaciones, como ha prometido Trump, tendría un impacto directo en los precios y probablemente se traduciría en un repunte moderado de la inflación. Su nivel absoluto constituye la principal incertidumbre y pensamos que los aranceles no se aplicarán tan fácilmente a los niveles prometidos durante la campaña, sino que probablemente se utilizarán como moneda de cambio para negociar acuerdos relativos a la compra de productos estadounidenses.

Prevemos que la Reserva Federal (Fed) procederá a recortar de nuevo los tipos de interés 25 puntos básicos el 7 de noviembre. Sin embargo, teniendo en cuenta las perspectivas a largo plazo, la Fed debería mantener sus tipos de referencia en niveles restrictivos y, en este sentido, su ciclo de bajadas probablemente termine en el primer trimestre de 2025 en torno al 4%. Estas previsiones recogen una magnitud de recortes de tipos inferior a lo previsto antes de las elecciones, ya que el banco central podría responder ante el repunte del riesgo de inflación.

Si bien que una clara victoria republicana podría traducirse en unos tipos más altos en EE. UU. de lo que actualmente prevén los mercados, podría dar pie a tipos más bajos de lo previsto en otras zonas geográficas, sobre todo en Europa. De hecho, pensamos que los aranceles terminarán por ejercer una presión bajista más fuerte sobre el crecimiento europeo - que alcista sobre la inflación.

Una clara victoria republicana podría traducirse en unos tipos más bajos de lo previsto en otras zonas geográficas, sobre todo en Europa

Implicaciones para los mercados de renta variable y renta fija

Los activos financieros estadounidenses, en especial la renta variable y el dólar, deberían encontrar apoyo en las expectativas en materia de rebajas de impuestos y de relajación del marco normativo de las empresas, aunque una parte de este optimismo ya estaba descontado antes de las elecciones. Las bolsas mundiales también deberían avanzar y, más concretamente, los sectores de tecnología, banca y defensa se beneficiarían del contexto de aumento del gasto militar y la flexibilización de la regulación. El sector de la energía también podría deparar algunas sorpresas. Si los esfuerzos tendentes a aumentar la producción petrolera estadounidense tiran a la baja de los precios internacionales, el sector tradicional de la energía sufrirá.

Los valores de pequeña capitalización y de crecimiento deberían remontar gracias a una elevada tolerancia al riesgo. El sector salud podría seguir presionado, teniendo en cuenta la voluntad de los dos partidos de reducir el precio de los medicamentos en EE. UU., pero esta cuestión probablemente preocupe menos a los republicanos que a los demócratas. En cuanto a las acciones chinas, los aranceles estadounidenses se sumarían a las dificultades existentes, de tal modo que su evolución dependerá en gran parte de sus propias medidas de estímulo El tono del presidente Trump en relación con los aranceles durante las próximas semanas marcará la pauta en las bolsas de las demás regiones.

En cuanto a las acciones chinas, los aranceles estadounidenses se sumarían a las dificultades existentes, de tal modo que su evolución dependerá en gran parte de sus propias medidas de estímulo

En renta fija, el repunte de la inflación y una relajación monetaria menos importante de lo previsto por parte de la Fed deberían traer consigo un ascenso de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, sobre todo en los vencimientos largos. Los rendimientos a largo plazo deberían aumentar ligeramente más rápido que los rendimientos a corto plazo. Los bonos estadounidenses indexados a la inflación deberían comportarse de forma similar a los nominales. Desde un punto de vista táctico, preferimos los bonos del Tesoro estadounidense a tres o cinco años y mantenemos la preferencia por los Bunds alemanes y los Gilts británicos frente a los bonos del Tesoro estadounidense, en atención a unos ciclos de recorte de los tipos de referencia más pronunciados en Europa y an Reino Unido, en comparación con EE. UU.

Los diferenciales de la deuda corporativa se mantendrán en niveles bajos; los bonos de alto rendimiento deberían batir a la deuda pública, mientras que los bonos de alta calidad inicialmente deberían mostrar una sensibilidad más marcada a unos tipos de interés ligeramente más altos.

Dólar, oro y petróleo

Dado que los tipos de interés estadounidenses podrían mantenerse en niveles elevados, la victoria inapelable de Trump aupará al dólar durante los próximos meses. A largo plazo, esperamos que los inversores se centren aún más en los riesgos de la política presupuestaria y en los efectos de los aranceles. Las monedas refugio, como el franco suizo y el yen japonés, se beneficiarían de ello más que las monedas cíclicas, como el euro y la libra esterlina.

Las perspectivas para eloro siguen siendo positivas

Las perspectivas para el oro siguen siendo positivas, si bien los tipos más elevados en EE. UU. y un billete verde ligeramente más fuerte podrían limitar sus ganancias al principio. Mantenemos nuestro objetivo a 12 meses en 2.900 USD/onza. El aumento de la producción de hidrocarburos de esquisto en EE. UU. podría intensificar la presión sobre la oferta de petróleo y vemos un riesgo de que el precio del crudo caiga por debajo de 70 USD/barril en un plazo de un año.

El resultado de las elecciones estadounidenses es claramente favorable para los activos financieros estadounidenses, pero no pondrá fin a la volatilidad de los mercados. A largo plazo, estos últimos tienden a preferir gobiernos que ponen en marcha mecanismos de control y equilibrio. Los inversores deben evitar caer en un exceso de optimismo y es esencial contar con una cartera bien diversificada. Mantener un enfoque flexible y adecuadamente diversificado sigue siendo clave para gestionar los riesgos y aprovechar las oportunidades en este entorno complejo.

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